martes, 16 de abril de 2013

Crónica y Fotografías de la Segunda Feria 2012


Un día de Feria

Sábado por la mañana. Las ocho y media. Estoy hecho polvo. Toda la semana currando y hoy hay que poner la guinda. A las diez me gustaría estar en la Tabacalera para colaborar a montar la segunda Feria del Libro Marxista. Suena bien, el año pasado no estaba en Madrid, así que este año no me la quería perder por nada.
Un buen desayuno me ayuda a tomar  fuerzas para salir con ánimo y ganas, camino de la RENFE (¡Joder!, en diez días subirán el billete un once por ciento).
El sol atraviesa la ventanilla del tren mientras voy pensando en cómo saldrán las cosas, y cuando me quiero dar cuenta ¡zas!, estoy en Embajadores. Salgo a la calle, doblo la esquina y veo a tres o cuanto compañer@s  que estaban ya esperando a que abriese la Tabacalera y empezar a montar los puestos.
En cuanto abrieron nos pusimos manos a la obra. Lo primero, los puestos. Había que hacerse con mesas para que las diferentes organizaciones marxistas y editoriales pudieran exponer su material. Bajamos al almacén y allí, entre tablas, butacas de cine, restos de pancartas y trastos, miles de trastos, conseguimos encontrar sillas, mesas, tablas y telas con las que ir dando forma a lo que sería la Segunda Feria del Libro Marxista.
Poco a poco fuimos disponiendo las mesas a lo largo de la sala que teníamos y las telas fueron cubriendo las mesas y los libros las telas.
Cada editorial, cada grupo, cada colectivo fue tomando posiciones y, aunque algunas se quedaron un poco dormidas, al fin todas pudieron ir  presentando el material que nos traían para ilustrar todos esos problemas, toda esa realidad que nos rodea y nos ha rodeado. Política, ecología, socialismo, drogas, ideologías, trabajo, economía, sociología, feminismo, marxismo, revolución… todo ese material que muchas veces se nos hace difícil conseguir bien por no saber dónde acudir, bien por no encontrar el momento para ir al lugar en donde hacerse con ese material que no está en los circuitos ordinarios de distribución literaria.
La verdad es que después de haber montado todos los puestos y de haberme dado bastante vueltas por ello no acababa de decidirme por ningún título en concreto, algunas rarezas habían  llamado mi atención pero también otros títulos sobre temas muy actuales, sobre todo relacionados con la ecología o el desarrollo urbano me “pedían” adquirirlos. Pero como la realidad manda, y el presupuesto era limitado, no ejercí la opción de compra hasta más tarde. Antes quería pasarme por el taller que había a media mañana y que a pesar de contar con poca gente resultó atractivo e interesante ya que tuve la oportunidad de escuchar a compañeros de diferentes lugares y con distintos puntos de vista hablando y reflexionando sobre el mundo en que vivimos y sobre qué está pasando en la actualidad con el ser marxista y cómo encajarlo en los diferentes movimientos sociales que últimamente están surgiendo.
Lo que no acabé de entender es por qué en la “Sala del Jefe”, que así se llamaba, éramos siete personas mientras afuera cantidad de gente y grupos hablaban sin parar de, supongo yo, los mismos o similares temas. ¿Por qué no se volcaron esas inquietudes sobre la transformación social, sobre la revolución en el taller? ¿Por qué se prefirió ignorar el espacio de reflexión e intercambio y que las ideas y aportaciones se perdiesen entre los ecos del pasillo?.
En cualquier caso, estuvimos hablando y elucubrando durante más de dos horas, con lo que el apetito se abrió.
Al salir del taller, y a pesar de que era la hora de comer, había gente mirando los puestos, mientras algunos compañeros comían en ellos o en sus inmediaciones.
Al terminar de comer nos justamos algunos en unas sillas y continuamos conversando sobre lo “bien” que está el panorama. Lo cierto es que a otra cosa no sé pero a hablar y a analizar al situación de mundo actual no nos gana nadie.
Poco a poco se fue llenado otra vez de gente el espacio y antes de que nos diésemos cuenta una gran cantidad de personas ocupaba el pasillo central mirando y comprando libros, videos, folletos…
Aquello era maravilloso, no sé si porque dos días después era el día del libro, o porque la gente está tomando cada vez más conciencia de lo que pasa y quiere formarse y enterarse o por ambas cosas pero cantidad de gente se dejó caer aquella tarde por la Tabacalera para disfrutar del evento.
Y sí no que se lo digan a tod@s l@s que llenamos la “Sala del Jefe” a la hora de las micropresentaciones de libros sobre las relaciones entre marxismo y feminismo, para después derivar en una serie de reflexiones y debates que darían cierre a la Feria.
Pero antes, eso sí, de que acabara y aprovechando que salimos de la “Sala del Jefe” para ir a un jardín, me hice con un par de libros, uno de los cuáles conocí a través de las micropresentaciones. Ya tenía mis libros.
Ahora solo quedaba recoger, y por suerte, no llevó mucho rato pues casi todo el mundo ayudó, con lo que en un momento ya podíamos irnos todos a casa y descansar de aquel día largo pero agradable e instructivo.
Así da gusto cansarse.
Max Björk






























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